Forma parte de nuestro conocimiento instintivo. Es normal ver a los animales dejar de comer al enfermar, e incluso buscar las hierbas y plantas amargas que les hacen bien. Así también, cuando una niña o un niño de repente no quiere comer, sabemos que algo le pasa.
La vida adulta actual, con sus prisas y su “obligación” de ser productivos, silencia esta sabiduría natural que tanto bien nos hace. Convierte el ayuno en un producto más del mercado de las modas, prometiendo eficacia y resultados, sin parar a pensar para quién, para qué, cuándo y de qué forma es conveniente.
No por casualidad diferentes tradiciones culturales y religiosas llevan la atención a la comida. La práctica más o menos rigurosa del ayuno en determinados momentos del año, la abstinencia de ciertos alimentos y la recomendación de otros, todo acompañado de un proceso de recogimiento y reflexión, desemboca en dejar atrás aquello que no deja avanzar y dar paso a lo nuevo, a una vida con más luz.
Un precioso ejemplo de alimentación consciente es el ritual de comer en Oryoki, unos cuencos con “justo lo necesario”, en el que se comparte mesa, alimento, silencio y gratitud.
Y sí, a veces necesitamos parar, limpiar y descansar, y lo sentimos no sólo en el cuerpo: exceso de comida, por compromiso social o por falta de atención real al hambre que sentimos, exceso de cansancio, de estrés, de pensamientos…
¿Cuándo es bueno hacer un ayuno o una cura o dieta depurativa? ¿cómo? ¿es conveniente para ti?
- Plantéatelo en serio. Entendiendo que además de cambiar la forma de comer, vas a prestar atención a tu forma de relacionarte con la comida. De poco serviría limpiar tu cuerpo si el estrés está agujereando tu intestino y sobrecargando hígado y riñones.
- Toma consciencia de tu estado de salud. Necesitas un mínimo de nutrientes como vitaminas y minerales para que el organismo se pueda depurar sin bloquearse aún más. Si necesitas medicación o estás sufriendo alguna enfermedad, es especialmente importante saber qué pautas son mejores para ti. Puede ser un buen momento para asesorarte con tu profesional de nutrición.
- Ten claro desde antes de empezar la forma en la que vas a volver a incorporar los alimentos. Es un punto clave para reforzar y prolongar los beneficios de la depuración o el ayuno.
Permitámonos esos días de comer menos y en calma, agradeciendo, de observarnos y tomarnos el momento de preparar “justo lo necesario” y bueno para limpiar. Volvamos a incorporar después, con la misma atención, alimentos que nos gustan y nutren nuestro cuerpo y energía, para recuperar nuestro brillo, ese que tú también sientes que tienes, el que aparece cuando cesa el ruido.
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