Uno de los pilares sobre los que construir y mantener la salud es el deporte, y una de las bases de disfrutar y obtener resultados de la práctica deportiva es la nutrición.
Cada vez son más los estudios que nos muestran como el ejercicio físico adecuado mejora el metabolismo, contribuyendo a obtener y mantener el peso y volumen deseado, favorece la salud cardiovascular y contribuye a la calidad de vida en todas las edades, al mantener fuertes músculos y huesos.
Considero muy interesante, y más en estos momentos, 2 aspectos, tal vez menos conocidos del deporte:
- Su efecto modulador del Sistema Inmune, preparándonos para combatir con más eficiencia y menos síntomas los posibles microorganismos que intenten infectarnos.
- Su capacidad para contribuir a la salud mental y del Sistema Nervioso. Practicar deporte ayuda a controlar los niveles de hormonas relacionadas con el estrés, como el cortisol, dejando poco espacio a la depresión y la ansiedad. Y a través de una mejora en la respuesta a la insulina y una modulación de la inflamación, mejora funciones cognitivas como memoria, concentración y coordinación, llegando a evitar o retardar la aparición de enfermedades neurodegenerativas.
Otra gran virtud del deporte es que nos motiva, y mucho, a cuidar nuestra alimentación y nutrición. Porque sabes que no es lo mismo disfrutar de tu entrenamiento cuando has comido bien, que sufrir aguantando una mezcla de resaca y café o bebida energética con agotamiento.
Te propongo una idea: ¿Qué te parece prestarte atención, cuidar tu alimentación y observar cómo te sientes durante tu práctica deportiva?
Ahí van algunas ideas:
- Agua: hidratarnos a cada ratito, a sorbitos, manteniendo un poco el agua bajo la lengua antes de tragarla. Lo ideal si la práctica lo permite es no esperar a sentir sed, o al menos no mucha, y beber a poquitos. En entrenamientos de más de hora y media es interesante añadir al agua algún suplemento de buena calidad que aporte las vitaminas, minerales, hidratos y aminoácidos que se van consumiendo.
- Colores: las vitaminas y minerales contribuyen a “colorear” frutas y vegetales, y comerlos crudos o cocinados a poca temperatura mejora nuestro metabolismo, energía, humor, y hasta el aspecto de nuestra piel.
- Proteína de calidad: huevos, pescado y en menor proporción carne de calidad, así como de legumbres acompañadas con cereal integral. Procurando evitar la carne roja en la noche, para que la respuesta neuromuscular se mantenga ágil.
- RECUPERAR: justo después de entrenar. Cuando el hígado y los músculos “tienten hambre” es el momento de aportar hidratos de calidad para reponer glucógeno, proteínas que aporten los aminoácidos que se acaban de “quemar”, vitaminas y minerales.
Para mí, la práctica deportiva supone una toma de atención y conciencia de mi situación física y emocional, y una forma sana y saludable de relacionarme con otras personas y con nuestro entorno.
Quienes practicamos deporte como parte de nuestra vida, reconocemos las buenas experiencias y amistades de verdad que nacen y crecen en el tatami, la montaña, el mar, el gimnasio, la pista, la academia… y hacemos del compañerismo, la aceptación de las limitaciones, el espíritu de superación, el respeto y gratitud parte de nuestra forma de entender y disfrutar del mundo.
Y claro que sí, sabemos la importancia de una buena nutrición.
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