¿Has pensado alguna vez que te falta voluntad para algo? Y quién no…, ¿verdad?
Cuántas veces vemos el camino hacia un objetivo como un sacrificio… Uff, para mí que algo falla, o ese objetivo no es nuestro, no nos sale de dentro, no lo deseamos o no hemos entendido el camino.
Está claro que si la meta, más o menos conscientemente es impuesta, ya empezamos mal, porque es muy difícil convertir una carga en horizonte, incluso con mucha “voluntad”.
Sólo si decides libremente hacia donde quieres ir, el esfuerzo, el trabajo, el tiempo y atención dedicados, aquello que no eliges porque optas por algo mejor, te hacen sentir bien. No estoy diciendo que no cueste, ni que siempre sea fácil. Estoy hablando de esa sensación de satisfacción, de estar en el camino que quieres, de dormir y despertar en paz.
Es importante prestarnos atención, ver como nos sentimos, revisar objetivos si es necesario… La libertad puede doler, pero no pesar. Y eres libre.
Eres libre para vivir saludablemente, para practicar deporte con el que disfrutas, leer el libro que te llama, escuchar la música que te hace vibrar y compartir con las personas a las que quieres.
Y también, por qué no, de cuidarte para sentirte bien, para verte guapa o guapo. Cuando dejando en su sitio a exigencias externas o sociales, te tratas con respeto y cariño y sigues tu propio gusto estético, tu belleza que estaba ahogada sale, y brillas. ¿Verdad que conoces o recuerdas esa sensación?
Desde la libertad y la responsabilidad de elegir cómo te quieres sentir, cómo quieres vivir, es dónde los hábitos de vida encuentran sentido, donde podemos optar entre “lo que nos apetece” y “lo que queremos”.
En esto está lo más bonito de mi trabajo en la consulta de Nutrición y Neurobiología. Contribuir a restablecer la salud y el equilibrio de todo del cuerpo y del Sistema Nervioso y junto con cada persona entender sus objetivos y trazar un plan de alimentación y hábitos con los que disfrutar el camino.
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