Ya es 14 de febrero, fecha que trae una pregunta: ¿Cuál es la cena ideal para compartir en pareja?
Pues… depende:
Si tu velada perfecta termina durmiendo en el sofá acunados por alguna película y con la barriga llena de comida rápida, te recomiendo una mantita que no deje unirse al frío.
Si sois más de sentir, de compartir cada momento de ese encuentro cada detalle importa:
Lo que ayuda a despertar un sentido, va a influir en los demás y lo mismo si lo satura. Es una oportunidad para disfrutar cada sabor, olor, temperatura y textura le los alimentos.
Frutas como las fresas y el mango cortado en trocitos, frescas, pero no heladas. O una ensalada con ingredientes que aporten proteínas y grasas saludable y sean fáciles de digerir, como aguacate, huevos cocidos y algo de marisco. Con un buen aceite o un aliño suave y original, como una crema de fresa, higo o albahaca.
Si sois más de cremas o sopas alguna muy ligera y de textura muy suave, sin añadir espesantes pesados o que puedan producir mucosidad como la nata. Y muy importante, que no queme, o los sabores y olores perderían mucho.
Podéis dar paso al postre, o añadir un poco de carne o pescado de calidad, acompañados con verduras, todo no muy hecho, y condimentado con sutileza.
Agradecerás haberte hidratado con suficiente agua a lo largo del día. Ya en la cena cuidado con las bebidas con gas…
¿Y un buen vino? Con mucha atención, saboreando cada sorbito, y sólo si sirve para sentiros más unidos. Bien sabes que puede mejorar la velada o echarla a perder.
Para ir pasando a la sobremesa, un té aromático con canela, jengibre, cardamomo… que no queme y tal vez si la noche lo pide, un trocito de chocolate.
Dulce y amargo chocolate, fuente de dopamina y serotonina, con su mágico juego en el límite entre el ansia y la felicidad, invita a acercarse con gratitud y cuidado, procurando dejar en el recuerdo ese sutil espacio al deseo de repetir.
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